Entre la serenidad y la agitación existe un periodo equivalente a la penumbra entre la luz y la obscuridad, es justo ahí donde se se aviva la voluntad de reanudar cada cosa. En esa pequeña "penumbra" en medio de mis estados de ánimo se determinan cosas, que estoy decidida a hacer, pero no convencida de en qué momento, y así se posponen... Sin embargo siempre hay un mañana, en cada mañana que llega, me duele el ayer que perdí.
domingo, 14 de abril de 2013
Un día, al fin lo haré...
Entre la serenidad y la agitación existe un periodo equivalente a la penumbra entre la luz y la obscuridad, es justo ahí donde se se aviva la voluntad de reanudar cada cosa. En esa pequeña "penumbra" en medio de mis estados de ánimo se determinan cosas, que estoy decidida a hacer, pero no convencida de en qué momento, y así se posponen... Sin embargo siempre hay un mañana, en cada mañana que llega, me duele el ayer que perdí.
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