¿Les ha pasado que cuando logran algo por lo que han estado esforzándose, no les produce placer?
El punto es este: Cuando no te conoces bien, no sabes qué es lo que disfrutas hacer, y crees que eres expedito para adaptarte a cualquier situación, ambiente, estilo de vida, entorno social e incluso a nuevas personas, las cosas no siempre te resultarán mal, pero jamás te darán satisfacción.
Lo complicado inició cuando a los 17 años, yo había planeado ya mi vida en los siguientes cinco años; lo tenía muy claro, quería ser Biólogo Marino. En la escuela siempre te juzgan por habilidades que no compartes con otros, y te halagan por cosas en las que eres bueno sólo porque te esfuerzas. Pero conmigo era diferente, hasta antes de cerrar el nivel de educación media superior, Yo no tenía problemas por qué era lo que quería, nunca me puse obstáculos, y lo mejor de todo, realmente estaba bien conmigo misma y me tenía mucha confianza, así que todas las cosas me salían de maravilla y sin el mínimo esfuerzo.
El último semestre ya lo tenía claro, me iría a estudiar Biología a la ENCB-IPN. Desde niña siempre disfruté indagar en todo lo relacionado con la vida, incluso la mayoría de mis pasatiempos en la infancia hasta la adolescencia eran coleccionar diferentes insectos -la mayoría ya los encontraba muertos y los clasificaba, así como en un laboratorio de investigador: por tamaños y colores-, flores, hojas de diferentes plantas, plumas de aves. Incluso hacía anotaciones de las observaciones que día a día realizaba - eso era un científico emprendedor-. ¿Hasta ahí todo bien?... De acuerdo, todo mundo dice que los hermanos mayores son los mejores ejemplos...¡Pues no!, Yo nunca lo vi así, sin embargo, en el momento en que todos te dan ideas contrarias a las tuyas, -aquí cometí el error- uno piensa en detenerse y analizar la situación. Ellos decían "¿Bióloga?, te vas a morir de hambre", "...Pero las prácticas de biología son en zonas y por periodos largos, vas a extrañar a mis papás...", "Jajá, sí, bióloga, para que te metas a un zoológico a narrar los recorridos", "No inventes, mejor estudia algo <<más de punta>>"... etcétera. Acepto que buscar orientación vocacional después de eso fue aún peor, ya que cuando fui con mi orientadora, me dijo: Anabel, tú eres muy buena en todos los campos, eres el mejor promedio de esta generación y por lo tanto puedes irte a la escuela que tú elijas, ponte metas, todo lo superarás, incluso lo más difícil, tú tienes el perfil de un Ingeniero, tus habilidades son asombrosas.... -y así una mierda de halagos, con los cuales acepto, me sentí identificada y por primera vez el demonio del ego se desató en mi-. Decidí buscar una ingeniería en la que todo fuera difícil, algo que <<tuviera nivel>>, uno qué va a saber de ingenierías cuando es el primer ingeniero en su familia y su relación con la sociedad se limita a <nunca salgo de mi cuarto>, así como unos padres que siempre te dirán "es tu decisión" y las pláticas intelectuales de los hermanos mayores son sobre medicina, derecho, contabilidad, administración... y aquél que estaba próximo a ser ingeniero, se descarrió y lo dejó todo... ni a quién pedirle un empujoncito a lo que sería mi nueva vida.
Pues bien, llegó el momento de elegir, y ahí va la tarada de Yo, a una aventura a la cual toda su vida fue indiferente, abandona su sueño de ser bióloga - en lo que ya tenía más conocimiento e información- para adentrarse al mundo "cuadrado de la precisión" donde todo me sería absolutamente nuevo. Vaya que hacer el examen de admisión a una ingeniería, no me fue complicado, así como pasarlo, y quedarme en la primera opción. Todos celebraban, menos yo. Ese logro se me había hecho insípido, algo común, siempre logro, tras logro, ya ni se sorprendían, sólo lo hacían por costumbre. Cuando digo que es un logro insípido, lo digo porque así es, no me supo ni a pólvora, para explotar de alegría, ni me supo dulce, como para empalagarme y compartir su sabor. Pero, lo peor, es que en ese momento me di cuenta, que no era lo que quería. Nunca hagas algo por la fuerza, por ignorancia o por complacer a otros. Cosas nuevas, que no me interesaban, a las que les quería tomar interés, pero no se dejaban, que si esto, que si aquello... Meh. No sé cómo terminé ESCOM, claro, tampoco fui un parásito vividor, ni barquero, si un talento desarrollé, fue un "Deja de hacerte pendeja y aprende lo que debes, aunque no lo quieras", y si no lo aprendía, pues al menos hazlo un 70% bien y ya, déjalo así. El punto es que, estar en ESCOM y convertirme en Ingeniero, no era mi verdadera vocación, si no un fantasma de lo que un hermano mayor no pudo ser, y lo único que quería era darle a mis padres el placer de llenarse la boca al decir "Mi hija es ingeniero", bueno o malo, ellos nunca lo sabrán, pero ahí tienen un bonito título de ingeniero insatisfecho, que no hace nada por cambiar ese sentir, o por al menos disfrutar lo que es, y serlo lo mejor que pueda.
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